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Ser mejor equivale a haber cambiado muchas veces. -Neil Gaiman

11 dic 2012

Jerga


Jerga
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Revisión 1
General-Glosario

“Nunca utilizaré una palabra rebuscada cuando haya una sencilla que cumpla su función. Sé que hay profesores en este país que “practican la resección de las amígdalas”. Otros cirujanos las extirpan, y el resultado es exactamente el mismo”.

El DRAE define a la “jerga” como el “lenguaje especial y familiar que usan entre sí los individuos de ciertas profesiones y oficios, como los toreros, los estudiantes, etc.” y agrega como sinónimo a la “jerigonza” (lenguaje difícil de entender).

En su respectiva entrada, el DRAE define a la “jerigonza” como el “lenguaje especial de algunos gremios” o bien como “lenguaje de mal gusto, complicado y difícil de entender”.

Al respecto expresa Robert Day que: “El tipo favorito de verbosidad que aflije a los autores es la jerigonza. El síndrome se caracteriza, en los casos extremos, por la total omisión de palabras sencillas. Los escritores que padecen esta enfermedad nunca usan nada... lo utilizan. Nunca hacen... realizan. Nunca empiezan... dan principio. Usan inicial por primero, postrero por último, previamente por antes, en etapa ulterior por después, considerar inapropiado por desaprobar, idóneo por apropiado y plétora por muchos. Algún autor patinará a veces y utilizará bien la palabra medicamento, pero la mayoría se pondrá a salivar como perros de Pavlov ante la idea de poder utilizar agente farmacoterapéutico. ¿Quién usaría la ridícula palabra hoy pudiendo usar la elegante expresión en la coyuntura actual?”.

El mismo autor, citando a Stuart Chase, comenta la divertida “anécdota del fontanero que escribió a la Oficina de Normas de su ciudad diciendo que había descubierto que el ácido clorhídrico servía para desastacar cañerías. La Oficina contestó: «La eficacia del ácido clorhídrico es incontrovertible, pero los remanentes de cloro resultan incompatibles con la perduración del metal». El fontanero replicó que le agradaba saber que la Oficina estaba de acuerdo. La Oficina lo intentó otra vez, escribiéndole «No podríamos asumir la responsabilidad de la producción de residuos tóxicos y nocivos como consecuencia de la acción del ácido clorhídrico, y le sugerimos la utilización de algún procedimiento alternativo». El fontanero dijo otra vez que le agradaba saber que la Oficina era de su misma opinión. Finalmente, la Oficina escribió al fontanero: «No use ácido clorhídrico; las tuberías se van al diablo». Así acaba la narración, pero bien podemos concluir que el fontanero por fin quedó claro. Podemos preguntarnos ahora ¿de quén fue la culpa?, ¿El fontanero estaba obligado a entender o la Oficina gubernamental estaba obligada a darse entender?

Podríamos escuchar variadas opiniones, pero me gusta la del mismo autor cuando dice: “¿Debemos comparar al científico con un fontanero, o es quizá el científico alguien más importante? Teniendo el científico un título de doctor, ¿no debería saber algo de filosofía? Estoy de acuerdo con John W. Gardner, que dijo: «Una sociedad que desprecie la competencia profesional en la fontanería porque esta es una actividad humilde y tolere la chapuza filosófica porque la filosofía es una actividad elevada no tendrá buenos fontanero ni buenos filósofos. Tanto sus cañerías como sus teorías gotearán lamentablemente» (Science News, p. 137, 2 de marzo de 1974).”

Y agrega “me gusta la forma de decirlo de Aaronson: «Sin embargo, con demasiada frecuencia la jerga de los especialistas científicos es como la retórica política y la jerigonza burocrática: áspera al oído, difícil de entender y torpe. Los que la usan suelen hacerlo porque prefieren las palabras pretenciosas y abstractas a las sencillas y concretas».”

En fin, el problema de jerga, continúa diciendo Robert Day, “es que se trata de un lenguaje especial, cuyo significado solo conoce un grupo de «iniciados»”, pero “la jerga no implica necesariamente la utilización de palabras especializadas. Ante la posibilidad de elegir entre dos palabras, el amigo de la jerga escoge siempre la más rebuscada. No obstante, cuando se divierte de veras es convirtiendo afirmaciones breves y sencillas en largas ristras de palabras. Y, normalmente, esa palabra o esa serie de palabras más rebuscadas no son tan claras como la expresión sencilla. Desafío a cualquiera a que demuestre que “en la coyuntura actual” significa, a pesar de toda su ampulosidad, algo más que un simple “hoy”.”

Algunos ejemplos:

JERGA MÉDICA

¿Ha escuchado conversar a un médico con sus colegas? ¿O eventualmente con sus pacientes? He aquí una pequeña muestra de la jerga médica “traducida” al español:

Médico: Señora, tiene usted hipertensión.
Señora: ¿Yo? Pero si me cuido mucho, fíjese que casi ni le echo sal a la ensalada.
Médico: Ya, pero es que su hipertensión es idiopática
Señora: Ah…
Significado: No tengo ni puñetera idea de cuál es la causa.

Tiene usted una infección nosocomial.
Significado: Se ha infectado con los microbios que hay en el hospital.

- Hoy han ocurrido dos éxitus en Urgencias.
Significado: No… no significa éxito precisamente… Un éxitus significa muerte o muerto.



JERGA JURÍDICA

¡Dios nos libre! Además del excesivo uso de latinismos [+], a veces innecesarios, la jerigonza superlativa y la verbosidad sin límites, hace muy difícil comprender a muchos profesionales del Derecho.

El escritor Juan Carlos Arce, ha dicho al respecto que: “Hay en la Administración de Justicia un ceremonial, un rito, una escenografía y un lenguaje de reliquia tan feo y tan rancio, tan absurdo y desusado, que ya no basta con decir que es barroco, sino que es absolutamente arcaico, a veces anterior al siglo XIV. El ciudadano tiembla cuando recibe del juzgado comunicaciones dirigidas a él que no es capaz de entender. Quien lee una comunicación judicial no sabe si le llevan a la cárcel o si ha heredado.

Muy cierto ¿o no? En las últimas décadas todos los Agentes Aduaneros nos hemos tenido que introducir cada vez más en ese esotérico mundo... a veces no nos entendemos ni entre nosotros mismos.


Un ejercicio divertido:

“Existe todo un cúmulo de datos experimentales que demuestran con claridad que el globo ocular de un legítimo propietario produce en el bovino objeto de la relación de dominio un proceso de espesamiento del panículo adiposo.”
Adaptado de Robert A. Day
Equivale a: El ojo del amor engorda el ganado.




El ojo del amo engorda el ganado.
El ojo del amo engorda el ganado.

El ojo del amo engorda el ganado.

Otra anécdota divertida: “Tengo huebos de apelar

Muchos profesionales del Derecho son muy apegados a los arcaísmos y los utilizan como medio para distanciarse del lenguaje corriente —entre otras razones—, pero no han faltado quienes ingeniosamente los han aprovechan para ridiculizar o hacer quedar mal a la autoridad.

Circula en Internet el relato de un abogado que, en vez de poner un simple "apelo", se aventuró a utilizar un arcaísmo en la frase "tengo huebos de apelar", sugiriendo una ambigüedad con espíritu burlón, pero olvidando la sobriedad que debe presidir todos los actos procesales.

La palabra "huebos", con "h" o sin ella, figuraba en aquella época en el Diccionario de la Real Academia Española como una expresión anticuada de "necesidad", o "cosa necesaria". En la edición correspondiente al año 2001 solo se mantiene "uebos", como proveniente del latín opus, pero ha desaparecido la versión con "h".

Realmente es así, actualmente el DRAE solo conserva la palabra “uebos” (sin la “h”, desde 1992) pero con el mismo significado de “necesidad”. Se afirma por ello que el refrán español "manda huebos!"/"manda uebos!" es una evolución de la frase en latín mandat opus (la necesidad obliga), de manera que “por huebos” significa “por necesidad”.


JERGA DEL COMERCIO INTERNACIONAL

La organización internacional que se ocupa de las normas que rigen el comercio entre los países, la Organización Mundial del Comercio (OMC), también tiene su propia “jerga oficial”.




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