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LITERATURA
Cito, parafraseo,
concuerdo y discrepo desde mi experiencia existencial; juego entre letras para
encontrarme y encontrarte. Sólo vale este punto de convergencia –esta esquina
donde coinciden las calles de nuestras inquietudes- si tras él, por el sendero
de la meditación, arribas al puerto que te lance a una hermosa aventura
espiritual... Desata los cabos de la mente y sumérgete en este buscador de
textos al que puedes llamar simplemente... El diablo ilustrado.
(pág. 35)
“El diablo ilustrado” es el nombre del libro y es también el nombre de su
autor, bueno, no precisamente, en realidad es su seudónimo, no se sabe todavía
el nombre real de este misterioso colaborador de la revista cubana Somos Jóvenes.
El libro se basa en una recopilación de los textos escritos por El diablo ilustrado para su publicación en la revista con el
propósito de promover los valores humanos, tal como se explica en EcuRed (la enciclopedia en red
cubana).
Los temas o artículos que componen el libro, están
escritos a partir de reflexiones propias del autor enlazados con abundantes
refranes, citas de poemas y otros textos literarios, así como de letras de
canciones, la mayoría de ellos muy conocidos. El mismo autor dice: “...soy hijo
que filtra y asimila pensamientos de incontables seres que han dejado alguna
idea como huella de su existencia”. Eso es lo que lo hace especial y muy
interesante.
El diablo ilustrado tiene seguidores, y también sus
detractores (ver los comentarios). Para
gustos los colores, cómo diría él mismo. A mí me gustó leerlo. Para
disfrutarlo hay que leerlo con mente abierta. Y cómo volvería a decir él mismo
(ya me contagió): con la mente abierta, sin olvidar que no es lo mismo tener la mente abierta que un agujero en la cabeza.
Para muestra, los siguientes fragmentos, tal vez se
animan a leer el libro completo:
“En cualquier época han existido quienes buscan la
felicidad en su crecimiento espiritual y quienes la buscan en la acumulación de
objetos, desconociendo, estos últimos, que el
primero de los bienes, después de la salud, es la paz interior, como dejó
escrito LaRochefoucauld”.
“Un breve cuento del poeta libanés Khalil Gibrán Jalil, quien
vivió entre los años 1889 y 1931, pone en juego estos valores:
Una vez un hombre desenterró en su
camino una estatua de mármol de gran belleza, y se la llevó un coleccionista
que amaba todas las cosas bellas, y el coleccionista la compró por un alto
precio. Y se separaron. Y mientras el hombre volvía a su casa con su dinero,
pensó y se dijo a sí mismo: ¡Cuánta vida este dinero representa! ¿Cómo puede
alguien darlo por una simple piedra esculpida, muerta e ignorada en el seno de
la tierra por un millar de años?
Mientras tanto, el coleccionista
que estaba mirando su estatua y pensando, se dijo a sí mismo: ¡Qué belleza! ¡Qué
vida! ¡Qué sueño de alma grande! y tan fresca como el sueva dormir de un millar
de años. ¿Cómo puede alguien dar todo eso por dinero, muerto y sin sueños?
Sé que las carencias engendran miserias humanas, pero
no porque la gente de bien pierda valores sino porque en los momentos duros se
caen los antifaces y el verdadero rostro de cada cual queda al desnudo: en
tiempos de bonanza cualquiera parece un caballero o venerada doncella.
Cuando quieras sopesar a un ser humano, no hay nada
mejor para colocar en la balanza que su concepto de triunfo en la vida. Sólo
estarás ante dos tipos de especie: los que la vía más fácil y rápida –no importa
cuán turbia- para TENER y los que se trazan un largo sendero –no importa cuán
empedrado- para llegar a SER. Valen, al final, los que se imponen retos a sí
mismos porque saben que lo que hagas sin
esfuerzo y con presteza, durar no puede ni tener belleza, al decir de Plutarco.”
Algunos de los artículos que componen el libro pueden
leerse siguiendo el enlace abajo recomendado.
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