0009
Revisión 1
LITERATURA
El lobo
estepario es una de las más célebres novelas del escritor suizo alemán Hermann Hesse, la cual combina el estilo autobiográfico con algunos
elementos de fantasía, especialmente hacia el final de la obra. El libro es en gran parte un reflejo de la profunda crisis espiritual que sufrió Hesse en la década de 1920... [+]
He leído dos libros de este autor, y no es precisamente éste el que más me
gusta, pero es un buen libro. Es de esos libros que hay que leer alguna vez, y
en mi caso hasta dos para poderlo asimilar.
Las siguientes citas textuales aportan una idea de su contenido:
Pág. 209:
“Permita todavía una pregunta: usted es fiscal. Nunca he llegado a
comprender cómo un hombre puede ser fiscal. Usted vive de acusar y de condenar
a otras personas, por lo general, pobres diablos. ¿No es así?
- Así es. Yo cumplía con mi deber. Era mi profesión. Lo mismo que la
profesión del verdugo es matar a los condenados por mí.”
...
“La noción del deber ciertamente que no la conozco, no la conozco ya. En
otro tiempo me dio mucho que hacer por razón de mi oficio; yo era profesor de
Teología. Además fui soldado y estuve en la guerra. Lo que me parecía que era
el deber y lo que me fue ordenado en toda ocasión por las autoridades y los
superiores, todo ello no era bueno en verdad; hubiera preferido hacer siempre
lo contrario. Pero aun cuando no conozco ya el concepto del deber, conozco, sin
embargo, el de la culpa; acaso son los dos la misma cosa. Por haberme traído al
mundo una madre, ya soy culpable, ya estoy condenado a vivir, estoy obligado a
pertenecer a un Estado, a ser soldado, a matar, a pagar impuestos para
armamentos.”
Pag 233:
“-Pero ninguno de los dos tiene la culpa.
-Naturalmente que no. Tampoco tiene usted la culpa de que Adán devorara la
manzana, y, sin embargo, ha de purgarlo también.
-Pero eso es terrible.
-Es verdad; la vida es siempre terrible. Nosotros no tenemos la culpa y
somos responsables, sin embargo. Se nace y ya es uno culpable. Usted tiene que
haber recibido una mediana enseñanza de religió, si no sabe esto”.
Pag. 174:
“Hay muchos santos que en un principio fueron graves pecadores; también el
pecado puede ser un camino para la santidad, el pecado y el vicio”.
Pag. 180:
“El hombre «moderno» llama a esto sentimentalismo; no ama ya las cosas, ni
siquiera lo que les es más sagrado, el automóvil, que espera poder cambiar lo
antes posible por otra marca mejor. Este hombre moderno es decidido, sano,
activo, sereno y austero, un tipo admirable; se portará a las mil maravillas en
la próxima guerra”.
Pag. 208:
“¿Se puede saber por qué han disparado contra nosotros?
-Por exceso de velocidad.
-Nosotros veníamos con velocidad normal.
-Lo que ayer era normal, ya no lo es hoy, señor fiscal. Hoy somos de la
opinión que cualquier velocidad a la que pueda marcar un auto es excesiva”.
Pag. 212:
“... es que hay demasiadas personas en el mundo. Antes no se notaba tanto.
Pero ahora, que cada uno no sólo quiere respirar el aire que le corresponde,
sino hasta tener un auto, ahora es cuando lo notamos precisamente”.
Pag. 212/213:
“No está bien que la humanidad esfuerce excesivamente la inteligencia y
trata, con ayuda de la razón, de poner orden en las cosas, que aún están lejos
de ser accesibles a la razón misma. De aquí que surjan esos ideales como el del
americano o el del bolchevique, que los dos son extraordinariamente razonables
y que, sin embargo, violentan y despojan a la vida de un modo tan terrible,
porque la simplifican de una forma tan pueril”.
Pag. 213:
“... a éstos no podemos matarlos con filosofía, no hay más remedio que
tener balas en el cañón”.
Pag. 21
“Esta mañana, leyendo a Novalis, he encontrado una frase. ¿Me permite usted
que se la enseñe? Le gustará mucho .... Vea: «La
mayor parte de los hombres no quieren nadar antes de saber.» ¿No es esto
espiritual?
¡No quieren nadar, naturalmente! Han nacido para la tierra, no para el
agua. Y, naturalmente, no quieren pensar; cómo que han sido creados para la
vida, ¡no para pensar! Claro, y el que piensa, el que hace del pensar lo
principal, ése podrá acaso llegar muy lejos en esto; pero ése precisamente ha
confundido la tierra con el agua, y un día u otro se ahogará.”
Pag. 28
"Hay momentos en los que toda una generación se encuentra extraviada
entres dos épocas, entres dos estilos de la vida, de tal suerte, que tiene que
perder toda naturalidad, toda norma, toda seguridad e inocencia."
Pag. 43
"No, también se las podía uno arreglar sin música de salón y sin el
amigo, y era ridículo consumirse en impotentes afanes sociables. Soledad era
independencia, yo me la había deseado y la había conseguido al cabo de largos
años. Era fría, es cierto, pero también era tranquila, maravillosamente
tranquila y grande, como el tranquilo espacio frío en que se mueven las
estrellas."
Pag. 53
"Hay bastantes personas de índole parecida .... Estos hombres tienen
todos dentro de sí dos almas, dos naturalezas; en ellos existe lo divino y lo
demoníaco, la sangre materna y la paterna, la capacidad de ventura y la
capacidad de sufrimiento, tan hostiles y confusos lo uno junto y dentro de los
otro .... Entre los hombres de esta especie ha surgido el pensamiento peligroso
y horrible de que acaso toda la vida humana no sea sino un tremendo error, un
aborto violento y desgraciado de la madre universal, un ensayo salvaje y
horriblemente desafortunado de la naturaleza. Pero también entre ellos es donde
ha surgido la otra idea de que el hombre acaso no sea sólo un animal medio
razonable, sino un hijo de los dioses y destinado a la inmortalidad."
Pag. 55
"El hombre poderosos ante el poder sucumbe; el hombre del dinero, en
el dinero; el servil y humilde, en el servicio; el que busca el placer, en los
placeres."
Pag. 134
Un par de veces he expresado la opinión de que todo pueblo y hasta todo
hombre aislado, en vez de soñar con mentidas «responsabilidades políticas»,
debía reflexionar dentro de sí, hasta qué punto él mismo, por errores,
negligencias y malos hábitos, tiene parte también en la guerra y en todos los
demás males del mundo; éste acaso sea el único camino de evitar la próxima
guerra. Esto no me lo perdonan, pues es natural que ellos mismos se crean
perfectamente inocentes: el káiser, los generales, los grandes industriales,
los políticos, los periódicos, nadie tiene que echarse en cara lo más mínimo,
nadie tiene ninguna clase de culpa. Se diría que todo estabv magníficamente en
el mundo..., sólo yacen dentro de la tierra una docena de millones de hombres
asesinados”
Pag 135
Meditar una hora, entrar un rato dentro de sí e inquirir
hasta qué punto tiene uno parte y es corresponsable en el desorden
y en la maldad del mundo; mira, eso
no lo quiere nadie. Y así seguirá todo, y la
próxima guerra se prepara con ardor día tras
día por muchos miles de hombres. Esto, desde que lo sé, me ha paralizado y me ha llevado a la desesperación, ya que no
hay para mí «patria» ni ideales, todo eso no es más que escenario para los
señores que preparan la próxima
carnicería. No sirve para
nada pensar, ni decir, ni escribir nada humano, no tiene sentido dar vueltas a buenas
ideas dentro de la cabeza;
para dos o tres hombres
que hacen esto, hay día por día miles
de periódicos, revistas,
discursos, sesiones públicas
y secretas, que aspiran a lo
contrario y lo consiguen.
Pag.
135
Es evidente
que volverá a haber guerra,
no hace falta leer periódicos para saberlo. Por ello es natural que esté uno triste; pero esto no tiene
valor alguno. Es exactamente lo mismo que si estuviéramos tristes porque, a pesar de todo
lo que hagamos en contra,
un día indefectiblemente hayamos
de tener que morir.
La lucha contra la muerte,
querido Harry, es siempre una cosa hermosa,
noble, digna y sublime; por tanto, también
la lucha contra
la guerra. Pero no deja de ser en todo caso
una quijotada sin esperanza.
Pag
135-136
“... pero con tales verdades como la de que todos tenemos que morir en plazo breve y, por tanto, que todo es igual y nada merece la
pena, con esto se hace uno la vida superficial
y tonta. ¿Es que hemos de prescindir de todo, de renunciar
a todo espíritu, a todo afán, a toda humanidad, dejar que siga triunfando la ambición y el dinero y
aguardar la próxima movilización tomando un vaso de cerveza?”
Pag. 136
“Tu vida no ha de ser superficial y tonta,
porque sepas que tu lucha ha de ser estéril. Es mucho más superficial .... que
luches por algo bueno e ideal y creas que has de conseguirlo. ¿Es que los
ideales están ahí para que los alcancemos? ¿Vivimos nosotros los hombres
para suprimir la muerte? No; vivimos para temerla, y luego, para amarla, y precisamente por ella se enciende el poquito de vida alguna vez de modo tan
bello durante una hora.”
Pag. 120
“Le
dije que la omnipresencia de todas las fuerzas
y acciones era bien
conocida de los antiguos indios y que la técnica no había hecho sino traer a la
conciencia general un trozo pequeño de esta realidad, construyendo
para ello, verbigracia, para las ondas sonoras,
un receptor y un transmisor al principio todavía terriblemente imperfectos. Lo principal de
aquella idea antigua, la irrealidad del tiempo no ha sido observada aún por la técnica, pero al fin será «descubierta» naturalmente también y
se les vendrá a las manos a los laboriosos ingenieros. Se descubrirá acaso ya muy pronto,
que no sólo nos rodean constantemente las imágenes y los sucesos
actuales, del momento, como por ejemplo
se puede oír en Francfort o en Zurich la música de París o
de Berlín, sino que todo lo que alguna vez haya existido quede de igual modo
registrado por completo y existente, y que nosotros
seguramente un buen día, con o sin hilos, con o sin ruidos perturbadores, oiremos
hablar al rey Salomón y a Walter von der Vogelweide. Y que todo esto, lo mismo
que hoy los primeros pasos de la radio, sólo servirá al hombre para huir de sí mismo y
de su fin y para revestirse de una red cada vez más espesa de distracción y de inútil estar ocupado.”
Pag.
76
Imagínese un jardín con cien clases de árboles,
con mil variedades de flores,
con cien especies de frutas y otros tantos géneros de hierbas.
Pues bien: si el jardinero
de este jardín no conoce otra diferenciación botánica
que lo «comestible» y la «mala hierba», entonces no sabrá qué hacer con
nueve décimas partes de su jardín,
arrancará las flores más encantadoras, talará los árboles más nobles, o los odiará y mirará con malos ojos.”
Pag. 172
“Y así, pienso yo
que ha sido acaso siempre y que siempre será lo mismo, y lo que en los colegios
se llama «Historia Universal» y allí hay que aprendérselo de memoria para la
cultura, con todos los héroes, genios, grandes acciones y sentimientos, eso es
sencillamente una superchería inventada por los maestros de escuela para fines
de ilustración y para que los niños durante los años prescritos tengan algo en
qué ocuparse. Siempre ha sido así y siempre será igual, que el tiempo y el
mundo, el dinero y el poder, pertenecen a los mediocres y superficiales, y a
los otros, a los verdaderos hombres, no les pertenece nada. Nada más que la
muerte.”
Pag. 150-151
“-¿Ve
usted? A mi juicio no sirve de nada hablar de música. Yo no hablo nunca de
música. ¿Qué hubiese podido responderle yo a sus palabras tan inteligentes y apropiadas? Usted tenía tanta razón en todo lo que decía...
Pero vea usted, yo soy músico y no erudito,
y no creo que en música el tener
razón tenga el menor valor. En
música no se trata de que uno tenga razón, de que se tenga gusto y educación y todas
esas cosas.
-Bien; pero, entonces, ¿de qué se trata?
-Se trata de hacer música, señor Haller,
de hacer música tan bien, tanta y tan
intensiva, como sea posible. Esto es, monsieur. Si yo tengo en la
cabeza todas las obras de Bach y de Haydn y sé decir sobre ellas las cosas más
juiciosas, con ello no se hace un servicio a nadie. Pero si yo cojo mi tubo y toco un shimmy de moda, lo mismo da que sea bueno o malo, ha de alegrar sin
duda a la gente, se les entra en las piernas
y en la sangre. De esto se trata nada más. Observe
usted en un salón de baile las
caras en el momento en que se desata la música después de un largo descanso;
¡cómo brillan entonces
los ojos, se ponen a temblar las piernas,
empiezan a reír los rostros!
Para esto se toca la música.
-Muy bien, señor Pablo. Pero no hay sólo música sensual, la hay también
espiritual. No hay sólo aquella que se toca precisamente para el momento,
sino también música inmortal, que continúa viviendo,
aun cuando no se toque. Cualquiera puede estar solo tendido en su cama y despertar
en sus pensamientos una melodía
de La Flauta encantada o
de la Pasión de San Mateo; entonces
se produce música sin que nadie sople en una flauta ni rasque un violín.
-Ciertamente, señor Haller. También
el Yearning y el Valencia son reproducidos calladamente todas las noches por personas
solitarias y soñadoras; hasta la más pobre
mecanógrafa en su oficina tiene en la cabeza el último onestep y teclea en las letras llevando su compás. Usted tiene
razón, todos estos seres solitarios, yo les concedo a todos la música muda, sea el Yearning o La Flauta encantada o el Valencia. Pero, ¿de dónde
han sacado, sin embargo, estos hombres
su música solitaria y silenciosa? La toman de nosotros,
de los músicos, antes hay que tocarla y oírla y tiene que entrar
en la sangre, para poder luego uno en su casa pensar en ella en su cámara y soñar con ella.
-Conformes -dije secamente-. Sin embargo, no es posible colocar en un mismo plano a Mozart y al último fox-trot. Y no es lo mismo que toque usted a la gente
música divina y eterna, o barata música del día.
Cuando
Pablo percibió la excitación en mi voz puso en seguida su rostro más delicioso, me pasó la mano por el brazo, acariciándome, y dio a su voz una dulzura increíble.
-Ah, caro señor; con los planos puede que tenga usted razón por completo. Yo no
tengo ciertamente nada en contra de que usted coloque a Mozart y a Haydn y al Valencia en el plano que usted guste. A mí me es enteramente lo mismo; yo no soy quien ha de decidir en esto de los
planos, a mí no han de preguntarme sobre el particular. A Mozart quizá lo toquen todavía dentro de cien años, y el Valencia acaso dentro de dos ya no se toque; creo que esto se lo podemos
dejar tranquilamente al buen
Dios, que es justo y tiene en su mano la duración de la vida de todos nosotros
y la de todos los valses y todos los fox-trots y hará seguramente lo más adecuado.
Pero nosotros los músicos
tenemos que hacer lo nuestro,
lo que constituye nuestro deber y
nuestra obligación; hemos de tocar precisamente
lo que la gente pide en cada momento, y lo hemos de tocar tan bien, tan bella y persuasivamente como sea posible.”
Este libro es de
dominio público en muchos países. En Internet hay enlaces para descargarlo,
entre ellos: este y este otro.
ENLACES RELACIONADOS
(Internos):
ENLACES
RECOMENDADOS (Externos):
-